Poema #22 PELDAÑOS



Caminos inundados de rosas blancas,
ánimos que espantan la pegajosa manta
que no permite el asomo de la nívea sonrisa;
al llegar el potente soplo de la luminica brisa
se fue la manta, y hoy relucen caminos, de rosas, de guirnaldas.

Ese puente es atravesado, grandes emociones
sucumben en esos corazones.
Ha llegado la hora de que entonen las hermosas canciones
que en sus almas quedaron olvidadas.
Las almas calor hoy emanan.

En el olvido habian quedado aquellas coronas.
Sorprendente es ver como esa montaña se desmorona,
pero maravilloso y sublime es observar como de la nada
particulas de polvo se adhieren, construyendola, edificandola;
nuevamente un monte alto hoy se percibe, habra una gran montaña, gran escalada.

Esos senderos, aunque senderos imaginados;
en tiempos de crisis, netamente olvidados
aunque, en concreto, no se hayan concretizado
alumbran y dan vida al arquitecto que en sus planos
los ha idealizado.

Vitamina al alma son las ideas, ideas del bien,
ideas de futuro. Pensar lo próspero, lo ideal
llena a los níveos corazones de bienestar.
Vivir es simplemente en lo claro andar.
La oscuridad es parte, pero nunca ha de triunfar.

 Aires de verano se posan en los sentidos;
no queman, no queman ni nunca quemaran,
pero si queman, pero si consumen, pero si tranforman
convierten la pena, convierten el lllanto, convierten el quebranto
en diadema, en alegria, en sonrisa; en calurosas brisas que al corazon descongela.

Y considera y piensa y observa y concluye
que esas positivas impresiones que intuyes
son el sentido, ser humano que se construye
para un ideal que nunca se destruye
en todos los sapiens que vivimos.

Esos ideales de ser mejor
conllevan rescostarse frente a la antorcha, frente a la chimenea
cuyos recursos de combustion unicamente sean
el trabajo, el honor, el ser humano, sencillo, simple
alma buena, apacible; de pasos aplaudibles, buen vocalista de su canción.

La angustia con su vestimenta de sombra
paso no ha de concedersele en estas vías;
pensar en ella; la mirada se torna sombría,
la mirada se entorpece, los ideales languidecen,
la angustia en estas determinaciones no debe estar presente.

Dolores consecuentes del propio pensamiento
despojan de aliento, de sentido y de sabor a la vida.
La mente, monedero que absorbe, absorbe todo,
menester es depositar en ella, exclusivamente, coronas de oro
y no coronas de espinas. Hoy cofre de coronas de oro en sus pechos se anidan.

Comentarios