Poema #81 El pleito por el oro


Cuando el alma se llena de vanidades,
cuando los dolores se presentan a raudales,
cuando no te conoces en el espejo
y cuando ser armónico es un anhelo
ahí el taciturno momento
en el que no soy tan solo siento.

Tantas brisas y a veces tanto calor
empapa el rostro, no es enfermedad
es solo confusión, donde esta el rostro?
Se escondió.
De que sirve la pasión en tierras calculadoras
y de que sirve el calor cuando el frio
en todas las almas fluye como río
de que sirve, cuando arder es
para los gorriones, del pichón desvarío.
No sirven de nada las pasiones
cuando de mendigar semillas
solo viven los ruiseñores,
o mejor dicho ruin señores.

Se cantan cantos en la tierra
cantos subliminales, cantos de alturas,
cantos espirituales
sacan al alma de la espesura
del dolor, de la imagen;
del sentimiento, del andamiaje,
que nos hace vivir atados,
con armaduras,
con amarguras,
con confusión.
Es latente y permanente
la programación.
Programados para el tesoro
o programados para ser piratas;
cotorras no entienden la desiderata
ojala algún día comprendan
eso imploro.
Lo mejor no es la búsqueda del oro
la satisfación del vivir
del buen vivir es otra cosa
la cual no esta en estanterías
mas bien puede ser que este en las rosas
y en el aroma que las mismas destilan.

Al alma noble, espasmos de la existencia
en un mundo titubeante
carente del verdadero amor,
apego a la apariencia, mas que a la esencia 
es un alma llena de dolor
un dolor que no se ve
un dolor que solo es
simplemente inadaptación.
Pobres susurros de las tórtolas,
de las tórtolas que vuelan sin propósito;
porque el mismo ya fue cumplido
propósito de vuelo.
Ya volaron, se rasgó el velo
y solo se observa un rostro,
un rostro turbio, incoloro
que ya no busca la esencia
quizás pero obligado talvez
solo busca el oro.
Y todo se resume en eso
en esta vida y las venideras

el pleito por el oro.

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