7 de mayo de 2015

Poema #63 DIME QUIEN TE NEGO?



Quién te negó la vida?
Quién sabrá el por qué del por qué de tu existencia;
quien sabe los motivos de tus desgracias,
quien os vió morir en tan horrenda falacia;
quién permitió que sucumbieras ante la muerte
antes de llegado el tiempo de las rosas y los alelies,
pero dime tu, tu que habitais en los montes parnaso,
en aquel monte olimpo, en el que os juntais con los magnos,
tu que te juntais con Apolo, con Atena, con Hades;
decidme las razones de por qué habeis permitido tal cosa.

Las preguntas flotan como helio globo;
las preguntas flotan como barco sin capitán;
solamente basta verlas flotar y flotar y flotar.
Jamás esta pregunta hallará la respuesta;
pues nadie acepta su culpa.

Quien hirió tus pequeños huesitos?
Quien te ha hecho tal agravio?
Quién te negó el pan?
Quien te nego el agua?
Acaso fui yo? Acaso fue el?
Puede ser que sea yo,
puede ser que sea él.
Y vuelven las preguntas
a danzar en el aire,
en el agua,
vuelven las incesantes a retornar.
Flecha y arco y cada una revienta,
revienta y se deshace y deja al descubierto
la respuesta, la verdad;
todos somos culpables;
culpables de la masacre a tu cuerpo,
por esos buitres no dignos de gracia;
por esos buitres vampiricos que succionan
tu sangre, oh, tu sangre inocente,
y asi el punto azul del universo,
enseña a las palomas , a volar con miedo,
enseña a las palomas a luchar,
a luchar con sus delicadas alitas,
y asi se pasan las pobres palomitas
en la lucha por la vida;
el punto azul se tornó una lucha por la vida,
no un degustar de la vida,
sino una pelea contra ella,
ella al lado de hades y las palomitas
de frente a ellos.
A pesar de que ya no flotan las preguntas;
ya se dijo todo;
y ahora empiezan las respuestas,
respuestas no dichas,
respuestas sin idiomas, sin distinciones;
respuestas que no tienen raza;
esa respuesta no es audible,
esa respuesta se siente;
esa respuesta es solo dolor;
dolor por el dolor de aquel;
dolor por ellos, por los caidos;
pero a pesar del dolor percibido por nuestros ojos
seguimos caminando,
eternamente aleteando
por aquellos caminos rojos.
Los cielos se tornan de manto carmesi a veces,
ya para las palomitas ese tono rojo
impresionante no les parece.
Cada día ver a Hades frente a una azulita
se esta convirtiendo en algo normal
para las tristes palomitas.

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