10 de octubre de 2015

Poema #73 El pobre niño de las rocas


Naciste en las rocas,
en las rocas de vuestra madre,
en las rocas de vuestro padre,
en las rocas de la herencia,
del destino,
en las rocas de la genética
y en las rocas de un país.

cada dia se aprecia tu peso,
tus bultos yacen llenos de rocas,
tus manos fueron apedreadas,
el trabajo del albañil se mudo
a tus manos...
En tus manos se anidó una pala,
con ella tus manos se entienden,
tu, niño de las rocas,
cuyo aliento es un desafío
a las inclemencias del tiempo,
cuyo ser ha sido golpeado
por miradas,
por gestos,
por faltas,
por carencias,
por dolor.
Todos los días te levantas niño de las rocas,
y se nota en tu mirar, fresca arena de mar,
se nota en tu mirar, mas en tu armadura
rocas alcalinas adheridas y sollozantes
rebosan en tu apariencia.
Tu mirar, reflejo de tenue arena,
tu armadura, grito que al alma apena
por ver en ti tal estructura.

Tu herencia, lo que hicieron de ti
niño de las rocas,
te persigue,
te acosa,
te atormenta,
es preciso que comprendas,
que aunque de las rocas eres,
tu brillo ocular denota,
que esa misma canción no tocas,
que aunque en el exterior, armadura,
tu corazón goza de la frescura
de una suave arena,
de estrellas de mar,
de deseos,
tu deseas,
sueños de una vida plena.
Aunque cargas tus bultos
en la espiral de la vida,
despójate de ellos,
se arena, se suave,
a tu alma llénala de hermosos
oleajes,
de libre camino sea tu andamiaje.

Niño de las rocas,
una suave gaviota hoy se posa
en los hombros de tu alma.
Deja a la gaviota tus pesados bultos,
tu herencia,
despójate,
y siente la liviandad
que solo sin rocas y bultos
se pueden disfrutar.

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