A ti escribo con mucha
angustia y dolor;
pues no conoceré tu rostro,
tu semblante;
solo basta en mi mente
imaginarte
y pensar como podría ser esa
flor.
Un heredero desea la reina.
¡Cortesano, traedme un
vástago!
Me envuelven fenómenos o
relámpagos
que impiden esa felicidad
verla.
Rocas que no dan brotes
me sumergen en mares
llorosos,
lacerantes y de completa
soledad.
Peces de magnánimos
retoños son dichosos;
no descuiden esa capacidad;
pues por no tenerla, se
hunde mi bote.
¡Oh vida, me has dado todo y
nada!
Me diste estrellas,
amores, escultura,
talvez masas grises,
sensores y figuras.
¿Crees que Venus esta
completa? ¡Estas equivocada!
Venus destila sus lágrimas;
pues de algo sagrado carece.
Juno no la estima, ni
compadece.
Venus ve sus vástagos en su
mente y láminas.
Si el sol hubiera hecho un
perfecto diseño,
excelso y perfecto
sería mi destino;
mas nada es perfecto;
se quita una cualidad.
Te
cuestiono, sol, con desdeño
por el complementario sueño
no ver realidad.
Lo más hermoso es un vástago, un brote, un hijo.
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