Dichoso el poeta que encuentra desahogo
En el papel y la humilde tinta
Honores al artista que su dolor pinta
Con una astucia de pedagogo.
Un sentimiento, una amargura
Expresan aquellos en obras de arte
Un no te quiero, un siempre amarte
Es lo que en su alma siempre perdura
Una ilusión, un sueño inconcluso
Que a muchos, a su vida dio clausura.
¿Quién soy?-dice el poeta
¿Quién eres?- dice la vida
Desconociendo al alma conocida
A la cual reconoce cuando esta llega a la meta
¡OH! que triste dulce violeta
Tendrás tu nombre cuando el éxito consigas.
Juntos estamos pisando cascajos
Para un nombre poseer un día
Un nombre que vidas quitaría
Por el afán, por el dolor, por la ansiedad, por el atajo
Que siempre nos pone la vida
Y que nos coloca en grado de rebajo.
Oh, almas desalentadas
Que a la sociedad su ser entregaron
Estos los cuales les maltrataron
Al no otorgarles su nombre en vida,
Reconociendo las obras de sus manos
Cuando a la muerte descendieron ustedes un día,
Ya es tarde, morí sin nombre, sin fe, sin alegría.
Hombres a muerte entregados
Por un ideal, por una meta
Mueren sin nombre, sin clavel ni violeta
Por aquellos que a sus vidas no valoraron
Pero que al paso del tiempo estos se ven empujados
A reconocer a esos grandes hombres
Aunque en la fosa oscura estén alojados
Hasta lo profundo resonarán sus nombres.
Esos grandes seres que existieron
Y sus nombres quedaron olvidados
Dios allá los habrá galardonado
Por las buenas virtudes que en su vida tuvieron
No por nombre, por fama, por alturas, por sociedad
Solo por el amor, la justicia y la verdad.