Los caminos de la vida,
sus caminos, sus callejones sin salida,
su verde luz y su stop rojo,
sus puentes semi firmes,
sus puentes semi flojos.
Todo puede cambiar.
Las nubes en el denso añil cielo
se pasean, se pasean las grises nubes por nuestros cielos
y la lluvia baña nuestros ojos de agua salada,
y estamos en pleno desierto de lluvia,
de grises y de inminente noche.
Todo puede cambiar.
La suerte se levanta y acude a preparar sus maletas,
esperábamos en ella ese algo para salir a flote,
la ves subirse en el autobus, sí ése autobus,
el autobus que aloja los minutos y las horas.
Allá va nuestra suerte, ya se fue.
Pero todo puede cambiar.
La danza entre los lirios, las margaritas, los tulipanes y los claveles
se torna una guerra sin fin.
Margarita, el jardín no es solo tuyo,
este jardin tambien es mío porque germiné en él;-Dijo un tulipan-.
Vive y convive pues somos todas flores.-Dijo el clavel carmesí-.
Por otra parte los lirios solo se quedan pensando.
Algún día todo cambiará.
Algún día todo cambiará.
Algún día todo cambiará.
Algún día.
Algún día.
Jamás desesperes, vida mía.
Pierdes la fe?
No, vida mía, jamás la pierdas.
Debo decirte que algún día y solo algún día.
Los caminos serán senderos de verdes prados.
Los caminos serán de libertad, si, si vida mía,
ya el camino no nos pondrá luces carmesí
sino mas bien adquirirá nuestro camino
un esperanzador tono verde, semejante a la altura de los pinos.
Sí, vida mía, eso sucederá.
Vida mía, algún día tus cielos no dejarán de ser añiles, de ser azules;
vida, tus cielos no conocerán la espesura de una inesperada nube gris;
y es que vida, en tus cielos solo el sol brillará de día
y solo la luna te iluminará de noche.
Tendrás al cielo por tu techo, un techo, un techo sin filtraciones.
Sí, vida mía, eso sucederá.
Vida mía, un día la suerte será tu inquilina permanente.
Un día te has de casar con ella y jamás entre ustedes, separación.
Algún día de ella engendrarás numerosos frutos, sí de ella, de la suerte.
La suerte y la dicha serán tus motivos para sonreir.
Algún día ella te adornará en todos tus senderos y en todos tus cielos.
Sí, vida mía, eso sucederá.
Vida mía, quiero decirte que algún día
no preguntarás si eres margarita, tulipan, clavel o lirio.
Simplemente, vida mía, al que preguntare has de decir: soy simplemente una flor.
Algún día, cielo mío, no clasificarás a las demás flores,
algún día esa clasificación será absurda e inaudita,
algún día, vida mía, solo te importará que ellas, las demás flores, son solo eso;
otras hermosas y perfumadas flores como tú,
cada una con aroma distinto, pero en el fondo con la misma esencia.
Si, vida mía, eso sucederá.
Vida mía, algún día los caminos serán rectos, llanos, verdes, con sabor a libertad.
Tus cielos jamás dejarán de ser azules.
Tu suerte jamás empacará sus malestas
y, vida mía, estaremos tu y yo disfrutando de la belleza de un heterogéneo y aromático jardín.
Sí, vida mía, eso sucederá. Vida mía, todo puede cambiar.