La voz del pueblo, río que se ensancha, hoy teme un dique, sombra que la encierra. Un cetro de silencio en tierra ancha quiere tejer la ley, cual dura guerra. ¡Rompe el silencio, pueblo valiente! ¡Que no nos callen, que no nos mientan! ¡La libertad es nuestra simiente! ¡Por nuestra voz, luchemos con fuerza! Si el águila que vuela en cielo claro siente la red que intenta aprisionarla, su vuelo altivo será un grito amargo, su libertad, historia ya olvidada. ¡Rompe el silencio, pueblo valiente! ¡Que no nos callen, que no nos mientan! ¡La libertad es nuestra simiente! ¡Por nuestra voz, luchemos con fuerza! No dejes que la pluma sea amordazada, ni el pensamiento libre encadenado. Que la verdad, cual antorcha bien alzada, ilumine el camino, no el dictado. ¡Rompe el silencio, pueblo valiente! ¡Que no nos callen, que no nos mientan! ¡La libertad es nuestra simiente! ¡Por nuestra voz, luchemos con fuerza! Que el yugo del silencio no nos pese, que el grito de la conciencia sea el viento que barra las tinieblas y nos bese con la frescura de un nuevo aliento. ¡Rompe el silencio, pueblo valiente! ¡Que no nos callen, que no nos mientan! ¡La libertad es nuestra simiente! ¡Por nuestra voz, luchemos con fuerza!
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